Pocas veces se tiene la suerte de nacer con una estrella encima de tu cabecita, y el caso de nuestro gordito no es una de esas veces.

Hoy os contamos la historia de Flan, el nuevo pequeño de nuestra entrañable familia.

Hace poco más de un mes, cuando un miembro de nuestro equipo de encontraba de viaje, se cruzó en su camino con nuestro pequeño, mientras se encontraba haciendo unas gestiones familiares.

Ese día estuvo, junto a su pareja, intentando ayudar a rescatar a Protección Civil a un podenco en la autovía, era domingo, día de caza, y algo habitual de la zona que los perros quedarán abandonados a su suerte.

Después de casi dos horas, y de mas de una hora sin ver al animal, tuvieron que desistir del intento, e irse del lugar.

Pero hay un proverbio que dice “Si es para ti, ni aun que te quites. Si no es para ti, ni una que te pongas”, y esto debió ser lo que le paso a nuestro gordito, porque ese día en el destino de nuestra voluntaria era rescatar a un animal.

Antes de volver a casa, tenían que hacer el ultimo recado de una aldea un poco apartada de la mano de Dios, cuando acabaron, decidieron ir a dar la vuelta a la última casa del pueblo, y allí, el destino caprichoso, había colocado un montoncito de huesos y pelo, debajo de un banco de madera a la sombra de un castaño, con dos ojitos hundidos, pero muy brillantes, Flan.

Se bajaron del coche, y acto seguido el pequeño se levantó como pudo y movió el rabito hacia ellos, sus pasos apenas sonaban, ya que no había peso en su cuerpo que los hiciera resonar, el único ruido provenía de un maldito cencerro que llevaba atado al cuello, junto con un viejo y roído collar, atado con un trozo de alambra para que hiciera su función, comprobaron como la pata del animal se encontraba totalmente doblada, torcida completamente para el lado contrario, como fracturada por la mitad.

Una vecina salió a su encuentro cuando los vio ayudando a levantarse al gordito. Les dijo que hace días oyó unos gritos y se asomó a la ventana. Contó ver a un cazador gritándole al perro: “No mereces ni que gaste un cartucho contigo, eres una porquería de perro” mientras lo bajaba a empujones del carro que llevaba acoplado al todo terreno, cerró la puerta del mismo, y se marchó del camino de tierra, llevándose con él la indiferencia y el desprecio, dejando atrás la mirada más triste del mundo y restos de polvo del camino sobre el pelo y el hocico de Flan.

La vecina nos dijo que eso había sido un domingo, y que ella se va de la casa del pueblo y vuelve el jueves siguiente. Cuando regresó, su alma se partió en mil pedazos, al ver al perro debajo del mismo banco de madera, el mismo sitio, donde aquel ser, sin la más mínima pizca de compasión, lo había tirado hacia 5 días.

Puesto que la voluntaria que lo encontró, en su vuelta a Madrid, no podía traerlo en su vehículo, ya que iba lleno de niños y perros, decidimos dejarlo en casa de su madre, y no pudo estar en mejores manos. Charo y Luis lo cuidaron y lo mimaron, como uno más de la familia. Lo llevaron al veterinario para una primera revisión, y sobre todo para ver si tenía dolor en su pata. Flan estuvo tan bien cuidado que en los 5 días que estuvo hasta su viaje a Madrid, el enano cogió un par de kilos.

Al principio estuvo aparatado del resto de animales, pero Flan, lloraba tanto por las noches, con unos aullidos tan desoladores, porque no quería volver a quedarse solo, que al día siguiente ya era parte de la manada.

Flan ya está en Madrid, lleva con nosotros más de un mes, ha cogido unos kilitos, y mueve su rabito loco en todas las direcciones posibles.

En el momento de su llegada tenía una anemia importante, y le faltaban tantos kilos, como restos miedo había en su mirada.

Seguimos controlando que remita esa anemia, y con las visitas al traumatólogo para valorar la mejor opción para el bienestar de nuestro enano y su pata chula.

Nos tiene completamente enamoradas, con la mirada más tierna y limpia que hemos visto jamás. Y con esos ladridos que le hacen tan especial, nos parece el animal con el alma más bonita que ha pasado por nuestras manos.

Y para ti cazador, también tenemos unas palabras, te damos la gracias, porque sin tu decisión de mierda de dejarle abandonado, le has salvado la vida alejándolo de ti, has puesto una estrella en su camino, al despreciar su vida. Ojalá todas tus acciones, estamos segura que no es la primera vez que haces esto, te pases factura en un futuro, y la gente que te rodea, te deje igual de tirado, y acabes tus días solo, y rodeado de pena, y con falta de empatía el resto de tu vida.

Ahora nuestro cachorrete vive feliz, rodeado de perros con los que jugar y pasar las horas, y gente que le da toneladas de mimos y amor, pero todavía no ha a aparecido en su vida, la familia que le haga saber que es el calor de un hogar, y el significado y el compromiso de las palabras “para siempre”.

¿Quieres ser tu su ángel?